El poder debe estar dividido, descentralizado y distribuido. No hay soluciones mágicas. No hay atajos ni excepciones a esta regla. No hay políticos honestos y eficaces, solo hay políticos en sistemas competidos y políticos en sistema monopólicos.

Los mexicanos cayeron en la trampa del populismo en el 2018 creyendo en las soluciones mágicas contra la corrupción y la inseguridad. Lo que obtuvieron fue una caricatura llena de odio, ineptitud y franca estupidez llamada 4T, y un aprendiz de brujo victimista, victimario y destructivo. 

México ha sido uno de los grandes ganadores en la globalización. El TLC nos entrelazó a la economía más poderosa y exitosa del mundo, nos convirtió en potencia exportadora y nos elevó el nivel de vida. Esto va a continuar cuando menos, en los próximos 30 años, aun a pesar de los malos políticos y las malas políticas. Es una buena noticia…de largo plazo. Bendita vecindad. 

Si bien es cierto que globalización y sus beneficios terminan para el mundo, EUA seguirá siendo exitoso y México es parte de esa estrategia. Tenemos vecindad y demografía para complementarnos y seguir creciendo a pesar de las turbulencias políticas, los malos gobernantes y los grandes errores de la 4T. 

En el largo plazo hay un panorama muy optimista para el país. Incluso, el sur de México pudiera incorporarse a los beneficios del modelo, en lugar de depender de las remesas, el apoyo de los estados del norte, la economía extractiva y la extorsión. Es una oportunidad para reducir la desigualdad entre sur y norte. 

La tendencia va porque va pero nos puede ir mucho mejor con buen gobierno, certeza jurídica, educación de calidad y suficiente energía eléctrica. Nos iría mejor en resumen, con competencia política y económica. 

Viene  además, una crisis alimentaria y energética a nivel mundial provocada por el colapso de China, el colapso de Rusia, la dependencia de Europa en el gas ruso y del mundo con los fertilizantes rusos y ucranianos, entre otras cosas, pero de nueva cuenta, si vemos el largo plazo, el panorama no es negativo. El mundo va a sufrir y puede haber hambruna y colapso en muchos países, pero no será así para los EUA y tampoco para México.   

Sin embargo, los partidos de oposición y la sociedad mexicana necesitan actuar con inteligencia y valentía para sacar a los populistas del poder y crear las condiciones para formar un auténtico Estado de Derecho y una Democracia Liberal que respete los derechos de todos. 

Con la visión de ese futuro promisorio, no hay ninguna razón para que los mexicanos se peleen entre sí, salvo por las confrontaciones artificiales que los populistas han creado con la intención de esconder sus ineptitudes y mantenerse en el poder. 

Si en el 2018 los mexicanos se equivocaron y votaron en contra de los partidos políticos tradicionales pensando que votaban por el cambio, hoy debe quedarles claro, cuando menos a la mayoría, que la solución no está en la centralización del poder, sino justo en lo contrario. Ningún partido y ningún político deben dominar ni en lo local ni en lo nacional. Ningún monopolio, privado o público, político o económico es bueno. Solo la competencia genera bienestar. Ese es el nombre del juego. 

El poder debe estar dividido, descentralizado y distribuido. No hay soluciones mágicas. No hay atajos ni excepciones a esta regla. No hay políticos honestos y eficaces, solo hay políticos en sistemas competidos y políticos en sistema monopólicos. 

En la medida que podamos ayudar a crear estos ambientes de competencia en economía, en energía y en política, podremos aprovechar las grandes oportunidades del nuevo orden mundial que nos favorece, insisto, por vecindad y por demografía. 

Somos los vecinos y socios afortunados del país más próspero del mundo pero hace 65 años, Cuba también lo fue y decidió darle todo el poder a un solo hombre y a un solo partido. Con la ayuda del ejército, la maldición continúa. 

Ya estuvo bueno de estupidez, miopía y destrucción.  Nos urge una narrativa basada en esa visión estratégica y positiva del futuro. Nos urge la inteligencia, el liderazgo y la voz de todos.